TESTIMONIO DE UN USUARIO DADO DE ALTA EN NUESTRO CENTRO
15/03/17
R.A.R
– Llegué a comunidad un 22 de septiembre por la mañana bastante temprano. Todavía me acuerdo lo seguro de mí mismo que me sentía. Realmente me sentía orgulloso de mi capacidad para conducir mi vida.
Yo decidía el camino que debía seguir para alcanzar lo que quería.
– Me encantaban esas horas solitarias caminando por las calles. Era fascinante poder ir adónde se me antojara en todo momento.
Me sentía dueño de mi vida y capaz de disfrutarla plenamente, por eso siempre procuraba pasarlo lo mejor posible.
También había momentos difíciles, tramos de caminos solitarios y oscuros donde la soledad y la noche me devoraba.
– Llegaron los momentos más difíciles de mi vida… perdí a la mujer que amaba y amo, el cariño de mis hijas, la confianza de mis padres etc… pero lo peor fue perder mi dignidad, el amor hacia mis seres queridos.
Vivía sin ilusiones ni proyectos, asilado, perdido y confundido.
Parecía que solo vivía para la Cocaína, soñando con ella, solo la droga era mi proyecto y mi ilusión.
Hasta que ese 22 de septiembre conocí «ARPOM».
Al poco tiempo entablamos una entrañable y estrecha relación de amistad.
Empezasteis a estar presente en mis días difíciles para darme la mano cuando tenía miedo y me sentía solo. No sé cómo pero siempre me aconsejabais y advertíais, nunca os oí decirme «Te lo dije».
– Neciamente llegué a discutir con algún miembro del equipo e incluso compañero, pero vosotros siempre estabais ahí para regalarme abrazos y comprensión.
– No lo entendía pero seguíais ayudándome y creyendo en mí a pesar de que yo me empeñaba a seguir encerrado en mi malestar.
– Así fueron pasando días y días y todavía insistiendo en que nadie me ayudara a conducir mi vida.
No mostraba ni expresaba lo que verdaderamente me atormentaba.
– A la vuelta de mi primera salida a casa me derrumbé, y humillado y quebrantado me mostré ante vosotros; nunca olvidaré esa mañana dura en la que fueron muchas lágrimas y rabia que me hicisteis sacar de dentro.
– Aprendí a renacer del dolor y a sentirme más grande hasta creerme de verdad que yo era capaz de darle la vuelta a mi oscuro pasado.
Comencé a ser más sincero conmigo mismo y con los demás. Cada día me levantaba diciéndome que yo era capaz de conseguirlo y salir adelante.
– Ya llega el día de recibir mi Alta Terapéutica y solo tengo palabras de agradecimiento hacia vosotros, me habéis devuelto la vida y ayudarme a recuperar a esas personas que por el camino fui destruyendo.
Gracias por ayudar a tantas personas a reconducir sus vidas, sentiros orgullosos por la labor que hacéis.
Gracias a Alejandro, Amaya, Andrés, José Luis, Álvaro, Lidia y Marga.