Depresión y adicción: ¿están relacionados ambos trastornos?
Los episodios de depresión son muy frecuentes en las personas que sufren adicción, antes, durante y después del tratamiento. Muchas personas con depresión suelen caer en el abuso de sustancias, al punto de terminar desarrollando una dependencia. Por tanto, la depresión y un trastorno adictivo son dos patologías que se encuentran íntimamente relacionadas, si bien cuál aparece antes y cuál después depende de cada caso: la configuración de esta comorbilidad varía en función de las personas.
Algunos datos del Ministerio de Sanidad reflejan esta realidad. En 2022, más del 18 por ciento de las personas encuestadas de entre 15 y 64 años que fumaba cannabis de forma problemática en España presentaban depresión. Y más del 30 por ciento de quienes consumían de forma problemática hipnosedantes sin receta. También declaraban como motivo “evitar la depresión” quienes evidenciaban un consumo de riesgo de alcohol.
Otro estudio de Sanidad, respaldado en datos del Instituto Nacional de Estadísticas, advierte que el trastorno depresivo era casi tres veces más frecuente en la mujer que en el hombre, aumentado su prevalencia en la edad adulta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda el mayor predominio en mujeres que en hombres. Indica que el 3,8 por ciento de la población mundial la sufre, lo cual representa alrededor de 700 mil personas.
Entre la causa de la depresión, la OMS refiere a factores biológicos o genéticos, psicológicos y sociales, es decir, es multicausal (de igual manera que los trastornos adictivos). Y señala el consumo excesivo de alcohol, entre los diversos aspectos influyen en el desarrollo de este trastorno. Por su parte, el enfoque de la Patología Dual sustenta la influencia mutua en el curso clínico, complejidad y pronóstico cuando coexisten dos trastornos mentales, donde uno de ellos es la adicción. En este sentido, las adicciones pueden estar provocadas por trastornos mentales como la depresión, y viceversa.
Para comprender un poco más la relación entre depresión y adicción, consultamos con el psiquiatra Pedro Seijo, director del Centro de Tratamiento Ambulatorio de Adicciones (C.T.A.) de Villamartín, en Cádiz, sobre este binomio tan frecuente en los tratamientos.
Como se relaciona la depresión con la adicción
– ¿Cuándo se considera clínicamente que una persona está deprimida?
– Los dos síntomas cardinales de la depresión son la tristeza y la anhedonia. La tristeza no hace falta definirla, pero sí aclarar un matiz en cuanto a la forma en que se debe dar, y que también afecta al resto de síntomas: deben presentarse de modo prolongado en el tiempo, al menos, durante dos semanas. Por ejemplo, el hecho de sentirte triste un rato o un día entero no se interpreta como un síntoma de depresión.
El término anhedonia es conveniente definirlo. Significa que una persona pierde la capacidad para disfrutar de las cosas de las que disfrutaba habitualmente. Con la anhedonia pasa lo mismo que con la tristeza para ser interpretada como síntoma de depresión: debe mantenerse en el tiempo.
Los síntomas cardinales de la depresión son la tristeza y la anhedonia. Deben presentarse de modo prolongado en el tiempo, al menos, durante dos semanas
En términos generales, una persona deprimida está triste y no disfruta de las cosas de la vida (anhedonia) durante al menos dos semanas, en conjunto con otros síntomas.
El conjunto de síntomas que se manifiestan en un cuadro de depresión, son:
- Tristeza.
- Anhedonia.
- Apatía, falta de interés.
- Cansancio, la persona no tiene energía.
- Visión pesimista del futuro.
- Sentimiento de culpa.
- Baja autoestima.
- Nerviosismo/Agitación/lentitud psicomotora.
- Problemas de apetito, ya sea aumento o reducción del mismo.
- Modificaciones del peso corporal.
- Alteraciones del sueño (insomnio/hipersomnia)
– ¿Qué relación existe entre la enfermedad de la adicción y la depresión?
– Ambas enfermedades están muy relacionadas. Vemos personas adictas con depresión y personas depresivas con adicción. Existen varias hipótesis que explican la relación entre ambas patologías.
El psiquiatra americano Edward Khantzian desarrolló la hipótesis de la automedicación. ¿Cómo se explica ésta? Una persona con un mal ajuste psicológico (persona deprimida) toma una sustancia (droga) que le hace sentir mejor.
Es decir, la persona se automedica por culpa del trastorno psicológico-depresivo. Encuentra en la sustancia una forma de aliviar el malestar. Y, como ve que funciona, sigue con la droga. El problema es que, con el tiempo, acaba desarrollando adicción a la sustancia. Así, esta enfermedad se desarrolla con el trastorno primario depresivo, que no se había tratado correctamente.
Por ejemplo, una persona triste, desanimada o deprimida toma cocaína, una sustancia con un potente efecto euforizante y estimulante. Tras el consumo se da cuenta de que con esta droga puede aliviar esas sensaciones de tristeza y cansancio. Pero, con el tiempo, acaba desarrollando adicción.
En este sentido, también conocemos que los estados emocionales negativos explicados antes (apatía, falta de interés, nerviosismo, tristeza…) conforman, a menudo, la antesala de la recaída en personas adictas. Si alguien que atraviesa un proceso de desintoxicación y está manteniendo la abstinencia, y experimenta esas emociones, su cerebro le dice que si consume sustancias va a sentirse mejor.
¿Y la adicción puede despertar la depresión?
– Otra hipótesis apunta a la idea de que la adicción ocasiona otros trastornos mentales. En este caso, por ejemplo, el alcohol es una sustancia depresora del sistema nervioso central. Si se consume de forma continuada, el alcohol puede transformarse en ‘causa de depresión’. Esto es así por el impacto directo de la sustancia en el sistema nervioso central.
Una tercera hipótesis se basa en la relación de los mecanismos neurofisiológicos que están detrás de los trastornos adictivos y otros trastornos mentales. En este sentido, en la adicción y la depresión actúan los mismos neurotransmisores: la dopamina, la serotonina y la noradrenalina. Por tanto, ambos procesos patológicos, depresión y adicción, tienen aspectos neurofisiológicos comunes.
Y, en cuarto lugar, se habla de la pura casualidad de que ambas patologías se presenten en el mismo individuo. Es decir, que una persona sea adicta y sufra depresión. Aunque éste es un enfoque no explica la alta comorbilidad entre los trastornos adictivos y otros trastornos mentales desde el punto de vista científico.
Las otras tres hipótesis si gozan de un buen fundamento y explicación clínica:
- Cuando alguien bebe se deprime y cuando deja de consumir la depresión desaparece.
- Una persona con depresión busca automedicarse con alguna sustancia para contrarrestar ese estado.
- Son dos fenómenos muy relacionados a nivel neuronal.
– Entonces, la afirmación “es más fácil caer en un uso problemático de drogas si estamos deprimidos”, ¿tiene sentido?
– Sí, y tiene relación con la hipótesis de la automedicación. Si una persona no se encuentra bien emocionalmente y, en ese estado de malestar, consume una sustancia que le hace sentirse mejor, obviamente tiene mayor riesgo de desarrollar una adicción.
– ¿Son las mujeres más vulnerables a desarrollar depresión y ansiedad?
– Las mujeres son más propensas a desarrollar trastornos de ansiedad y depresión, hay una mayor incidencia de ambos trastornos considerando el género. De la misma forma que los problemas cardiovasculares, como infartos de miocardio, son más frecuentes en los hombres. Aquí intervienen factores biológicos y endocrinos.
Cómo tratar la adicción cuando esta presente la depresión
– ¿Existen diferencias en el tratamiento de la adicción si la persona presenta depresión?
– Sí, es diferente. Para que el tratamiento sea eficaz debe ser integral. Es decir, tratar ambos trastornos al mismo tiempo: adicción y depresión.
Si se tratan los trastornos por separado, lo cual ocurre en muchas ocasiones, el tratamiento es mucho menos eficaz. El trastorno adictivo se suele tratar a través de la Red de Trastornos Adictivos. Y el trastorno mental, a través de la Red de Salud Mental.
Lo ideal es que un mismo equipo terapéutico aborde los dos trastornos de la persona al mismo tiempo. Es decir, llevar a cabo un tratamiento integral y multidisciplinar.
– ¿Cómo es el tratamiento de una persona que presenta adicción a una sustancia y, además, tiene un trastorno de depresión?
– El caso más común es la depresión con dependencia del alcohol. Desde la perspectiva farmacológica, sabemos que unos antidepresivos son menos eficaces que otros a la hora de tratar ambos trastornos.
Por ejemplo, los antidepresivos ISRS (Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), que son los más habituales para tratar la depresión, han demostrado poca eficacia cuando se padece alcoholismo como trastorno asociado. Por el contrario, los antidepresivos duales sí son más eficaces.
En el abordaje psicoterapéutico se deben considerar ambos trastornos al mismo tiempo. Y tener presente la relación que hay entre ambos (depresión y adicción) y abordarlos de manera integral. Por tanto, ante una persona con una adicción se debe explorar si presenta otro trastorno mental concomitante. Si no se explora, no se diagnostica y el tratamiento será ineficaz.
– ¿Ese es el enfoque de la patología dual?
– Efectivamente. Según los datos epidemiológicos, lo común es que una persona con un trastorno adictivo tenga otro trastorno mental, como puede ser:
- Ansiedad.
- Depresión.
- Trastorno de personalidad.
- Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
- Trastorno bipolar.
- Trastorno psicótico
Es lo más frecuente y es lo que se conoce como Patología Dual.
– Algunos especialistas refieren a que la totalidad de personas con adicción presentan otro trastorno mental. ¿Cuál es su opinión al respecto?
– Ese porcentaje, la totalidad, no se sustenta con los estudios epidemiológicos publicados. ¿Es elevado el número de personas con ambos trastornos? Sí. Y si no se busca el otro trastorno, ¿no se encuentra? También es cierto.
Pero me parece exagerada la afirmación de que el 100% de personas con adicción presentan otro trastorno mental asociado. Esto no quiere decir que no sea lo más frecuente.
Depresión, adicción y el consumo de sustancias
– En relación con el tipo de droga, lo lógico es pensar que una persona con depresión buscará sustancias estimulantes y no depresoras, como el alcohol. ¿Esto es así?
– El planteamiento tiene lógica, pero la realidad difiere, por la complejidad de los casos. Primero, hay que tener en cuenta la accesibilidad de la sustancia. En el caso del alcohol, se trata de una sustancia muy accesible para todo el mundo. Incluso los menores encuentran lugares donde se la venden.
En este sentido, hay que señalar que el alcohol tiene, en pequeñas dosis, un efecto euforizante inicial, pese a ser un depresor del sistema nervioso central. Por tanto, es frecuente que alguien deprimido se inicie en el consumo de alcohol buscando esa sensación. Ahora bien, después, con el consumo prolongado, llega el efecto depresivo.
En este sentido, hay personas que acuden al alcohol para animarse y otras, para calmarse.
Si una persona no se encuentra bien emocionalmente tiene mayor riesgo de desarrollar una adicción
– ¿Cómo evitar el riesgo de que un paciente desarrolle dependencia a las benzodiacepinas que se prescriben para tratar la adicción?
– Es cierto que se usan fármacos que pueden generar dependencia. Las benzodiacepinas, por ejemplo, se usan en la fase de desintoxicación y durante periodos cortos, para adicciones como alcoholismo o a los opiáceos.
Por otra parte, utilizamos medicamentos que generan dependencia, tales como metadona y buprenorfina como tratamiento de la dependencia a opiáceos. Al inicio del tratamiento se explica a la persona que sustituimos una adicción a una sustancia ilegal por una dependencia a un medicamento.
Este cambio de droga es sustancial por varios motivos: la heroína tiene un coste muy elevado para la persona que la consume , con el consiguiente estilo de vida (a menudo con actividades ilícitas) para obtener tanto dinero todos los días , y desconoce lo que realmente está consumiendo, tanto la pureza como las adulteraciones que puede tener la droga que le venden.
En cambio, el tratamiento con metadona no supone coste alguno para la persona, es de administración oral (en vez de fumada o inyectada), con dosis ajustada a las necesidades clínicas por un profesional experto en adicciones. En este sentido, la metadona como sustitutivo de la heroína es una opción muy recomendable.
Si se prescribe un medicamento aprobado por la Oficina Europea del Medicamento, con una dosis correcta, aunque se desarrolle una dependencia, se genera una increíble mejoría de la calidad de vida.
– ¿Cómo evitamos la dependencia de las benzodiacepinas en el tratamiento?
– Las sugerencias para evitar dependencia en el tratamiento, son:
- Consumirlas solo cuando es necesario.
- Consumirlas en las dosis adecuadas.
- Consumirlas durante el tiempo adecuado, sin prolongar la prescripción en el tiempo.
– Hay un problema con el abuso de las benzodiacepinas a nivel mundial, pero más aún en España, y guarda relación con estos cuadros depresivos y ansiedad. ¿Qué opina?
– Lamentablemente, España ocupa puestos altos en relación con el consumo de benzodiacepinas de la población. Hay dos motivos para esto:
- El colapso del sistema sanitario. Es decir, cuando una persona va a su médico de cabecera por síntomas de ansiedad e insomnio se le receta benzodiacepinas ¿Por qué? Porque es mucho más rápido que trabajar aspectos relacionados con técnicas de relajación o higiene del sueño, y los profesionales médicos no disponen de mucho tiempo para ello.
- La “medicalización de los problemas de la vida”: recurrir a medicamentos ante situaciones que no son clínicas o patológicas. En realidad, son aspectos de la vida que no hace falta solucionar con el uso de fármacos.
La realidad de la depresión en España
– ¿Han aumentado los casos de depresión en los últimos tiempos?
– No diría que hayan aumentado, porque siempre han estado presentes. La presencia de esta enfermedad sigue siendo muy elevada.
– ¿Cómo puede el entorno familiar o las amistades ayudar a una persona con adicción y depresión?
– Si no está recibiendo ayuda profesional, lo primero es orientarle para que acuda a profesionales. Esto mejorará el cuadro clínico de la depresión y el pronóstico. Y en caso de que ya reciba asistencia profesional, lo que necesita es apoyo y comprensión.
La persona con depresión sufre cuando siente que su entorno más inmediato no le comprende: “No sé por qué estás deprimida si lo tienes todo: empleo, familia, salud”, le dicen. A veces, el entorno de la persona con depresión entiende que la situación que vive es voluntaria y caprichosa. Conviene que evitemos culpar a la persona con depresión, porque no le ayudamos a sentirse mejor.
– Y si le sumamos la adicción a la depresión, ¿la actitud familiar puede ser diferente?
– Sí, cuando se da una depresión y una adicción, la gente atribuye la situación de la persona al consumo de sustancias. Los consejos para la familia cuando una persona sufre depresión, con o sin adicción asociada, son:
- Apoyo emocional
- Motivación para seguir adelante
- No juzgar
- Empatía
- Cariño
- Ayuda en los momentos difíciles
– ¿Puede ser crónica una depresión, es decir, de por vida?
– La cronicidad de la depresión es una posible evolución de la enfermedad. Tenemos depresiones que se resuelven y depresiones que se hacen crónicas. También es interesante mencionar la “depresión resistente al tratamiento”. Son personas que, pese a pasar por varios tratamientos, no terminan de mejorar.
Actualmente, disponemos de un fármaco para tratar este tipo de depresiones resistentes: la esketamina. Se trata de un medicamento de aplicación intranasal que está dando resultados muy prometedores.